INTRODUCCION DE LA INDEPENDENCIA DE MEXICO
La Independencia de México fue la consecuencia de un proceso político y social resuelto por la vía de las armas, que puso fin al dominio español en los territorios de Nueva España. La guerra por la independencia mexicana tuvo su antecedente en la invasión de Francia a España en 1808 y se extendió desde el Grito de Dolores, el 16 de septiembre de 1810, hasta la entrada del Ejército Trigarante a la Ciudad de México, el 27 de septiembre de 1821.


El apogeo de la explotación minera favoreció el desarrollo de otras actividades económicas, particularmente el comercio y la agricultura. Por ejemplo, la creciente importancia de Guadalajara y El Bajío se debía a su relación con los minerales de Zacatecas y Guanajuato. Dado que la exportación de plata y oro constituía el nodo de la economía novohispana, en torno a esta actividad creció un complejo sistema que consolidó al grupo de comerciantes peninsulares, pero que también permitió la ascensión de un poderoso grupo criollo. Este grupo estaba concentrado en los consulados de México y Guadalajara, que constituyeron la pieza fundamental en la circulación de capitales en el territorio novohispano. El poder económico de los consulados respaldaba su capacidad de representación política, gestión y cabildeo.

En las últimas décadas del siglo XVIII, Nueva España estaba en bancarrota a causa de la expoliación de sus finanzas por parte de la metrópoli. Paradójicamente, fueron los miembros de la élite económica —muy golpeada por la política económica de la monarquía— los que apoyaron el golpe de Estado contra el virrey José de Iturrigaray en 1808, cuando el Ayuntamiento de México intentó ejercer la soberanía en ausencia del rey de España.
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MOVIMIENTO DE MIGUEL HIDALGO

Parte de una de esas conjuras en la Nueva España, fueron: don Miguel Hidalgo y Costilla, junto con Ignacio Allende, los hermanos Aldama, Josefa Ortiz y otros criollos ilustrados de la época. Descubiertos que fueron, ante el peligro de ser apresados, se enfrentaron al riesgo de iniciar una lucha armada abierta y general, para la cual no tenían dinero ni armas ni gente; ni siquiera un proyecto definido de acciones y metas a lograr.
¿Cómo alentar a los pueblos a seguir una Causa que desconocían o con la cual no se identificaban? De momento, pagándoles. Hidalgo ofreció bonificar un peso diario a quienes trajeran caballo, y cincuenta centavos a los de a pie; pero a muchos de estos iniciales insurgentes les quedaba claro que en la revuelta habría la posibilidad del saqueo. De igual modo, se procedió a liberar a los presos a cambio de su adhesión, y la decisión, también fatal, de apresar a los pobladores civiles de origen español. La salida de Dolores se fijó a las ocho de la mañana, pero no fue sino hasta las once cuando inició la marcha hacia San Miguel (hoy de Allende).
Un voluntarioso tumulto
¿Cuánta gente seguía a Hidalgo? Es difícil saberlo. Se han manejado cifras de todo tipo, pero debemos antes recordar que para esas fechas, en la Nueva España, no se llegaba a seis millones de habitantes, si bien El Bajío tenía una gran concentración poblacional. A San Miguel debieron haber llegado algunos centenares la tarde del mismo 16, y desde esa misma hora quedó claro por dónde iban las cosas: apresar civiles de origen español, saquear sus bienes, imponer préstamos con uso de la violencia y la intimidación.

El Movimiento se volvió entonces confuso, y el tema de la Independencia quedaba de momento en segundo sitio; al parecer, el detonante de las luchas por la Independencia será una guerra entre gente de la misma raza pero que había nacido en distinto sitio.
El padre Calvillo
Los que conocen poco de Historia dicen que Pablo José Calvillo es “el único hidrocálido que la historia menciona como participante en el Movimiento que encabezó Miguel Hidalgo y que nos dio la Independencia”, toda vez que nació muchos años antes de que fuera creado el pequeño Territorio del Estado de Aguascalientes, si bien es cierto que vino al mundo en 1763, en el caserío de Calvillo, así llamado en homenaje a uno de sus parientes en grado colateral, que cedió la superficie del fundo legal del poblado, en el Valle de Huajúcar -no se confunda con el Municipio jalisciense de Huejúcar, del que Calvillo fue Vicario-, que hoy corresponde a aquella Entidad federativa, por entonces dependiente en lo civil de la Nueva Galicia, y en lo eclesiástico, de Guadalajara.
De genio bullicioso y carácter independiente, fue alumno del Seminario tapatío; le ordenó presbítero el Obispo don Juan Cruz Ruiz de Cabañas y Crespo en 1797, dándole estos destinos: Juchipila, Hacienda de San Jacinto, de Ojocaliente; Tepechitlán y Colotlán, residiendo en calidad de Vicario de este último curato en el pueblo de Huejúcar, cuyo territorio hoy corona el Estado de Jalisco. Por motivos de salud, residió temporalmente en la Ciudad de Aguascalientes, siendo removido en 1809 a Jesús María, donde supo de la insurrección del Cura de Dolores; y sirviéndose del repudio a la Casa de Borbón experimentado por los indios flecheros de las Compañías de La Frontera, de Colotlán, los ganó para la Causa de la Insurgencia, en especial al gobernador del barrio de Tlaxcala, el indio Marcos Escobedo. (Ahí, en esa población del Norte de Jalisco, radicaba un nutrido grupo de indígenas tlaxcaltecas).
Cristalizó la conjura en la casa que el Padre Calvillo tenía en Colotlán, una noche de fines de septiembre de 1810. Con él a la cabeza, dando a los conjurados una estampa guadalupana que pusieron en sus sombreros, y al grito de ‘¡Viva la Virgen de Guadalupe! ¡Viva la Independencia! y ¡Mueran los gachupines!’, los conjurados tomaron las Casas Reales y remitieron a Zacatecas a treinta peninsulares en calidad de rehenes.
Con cinco mil indios flecheros de San Luis de Colotlán, vecinos de los pueblos de Santiago Tlatelolco, Santa María de los Ángeles, Tlalcosahua y Huejúcar, ostentando el título de Mariscal de Campo que le concediera Hidalgo, Calvillo participó, el 17 de enero de 1811, en la Batalla del Puente de Calderón, funesta para su Causa, y aunque no sufrió bajas esa vez, la suerte le fue adversa al verse copado por las tropas de Pedro Celestino Negrete y del Cura Francisco de Álvarez cerca de Colotlán, donde pereció un tercio de su gente.
Atrincherado en la Sierra de Tayahua, sus achaques le orillaron a solicitar y obtener, en octubre de ese mismo año, el indulto de la jurisdicción civil y la dispensa de las irregularidades canónicas por parte de la autoridad eclesiástica. Murió en la Ciudad de Zacatecas, por causas naturales, rehabilitado en su ministerio y en plena comunión con la Iglesia, el 6 de abril de 1816.
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Miguel Hidalgo
movimiento
http://www.institutowashington.com/biblioteca-virtual/historia/58-presentacion-del-llamado-al-movimiento-de-independencia-por-el-cura-miguel-hidalgo-y-costilla
Movimiento de Jose Maria Morelos
El 17 de marzo de 1808, en el Palacio Real de Aranjuez, ocurrió un levantamiento popular, que exigía la destitución de Manuel Godoy, favorito del rey Carlos IV de España, pues ya se encontraban tropas francesas en las ciudades de Burgos, Salamanca, Pamplona, San Sebastián, Barcelona y Figueras. Después de la destrucción del Palacio y la captura de Godoy por el pueblo, interviene el príncipe de Asturias, Fernando de Borbón, quien evita el linchamiento de Godoy. Se decía que, ante la inminente conquista de España por parte de las tropas francesas, la familia real había huido a Aranjuez para embarcarse a alguno de los dominios de América. Al mediodía, el rey Carlos IV abdicó en favor de su hijo,Fernando VII. El 24 de marzo, Fernando VII volvió a Madrid, pero un día antes el general Joaquín Murat había conquistado la ciudad. En Bayona, Napoleón obligó al rey a abdicar en favor de su hermano José Bonaparte. El 2 de mayo comenzó la Guerra de la Independencia Española.
Mientras tanto, en México, Morelos recibía pedidos del obispado para contribuir a la causa española. En abril, se recibe la noticia de que Buenos Aires ha derrotado a los británicos, y un requerimiento para ayudar a España. Morelos envió 20 pesos por él y 10 por su vicario, adjuntando asimismo una carta en la que afirmaba: "estoy prontísimo a ofrecer la vida por la católica religión y por la libertad de nuestro soberano".18 Un año después, Morelos coopera nuevamente. En 1810 se afirmó que los franceses estaban puestos para invadir a la Nueva España, por lo que todos los clérigos se ven obligados a colaborar de nuevo con las colectas de fondos para el Ejército Español. El obispo de Michoacán, Manuel Abad y Queipo, reemplazo de San Miguel, fallecido en 1805, escribe lo siguiente a Morelos:
Debemos velar nosotros principalmente que somos atalayas de la Religión y del Estado. La Patria se funda sobre el patriotismo; sólo este apoyo es firme, y el patriotismo consiste en la virtud de cada uno y en la unión de todos: unidos y valerosos nos quiere la patria; consiste en el sacrificio de nuestros intereses particulares y de nuestras pasiones; porque la gloria y la felicidad de una nación es incompatible con el egoísmo y la inercia de sus hijos. En fin, la presente generación va a decidir la suerte de las futuras generaciones.Manuel Abad y Queipo, obispo de Michoacán.
En la capital de la Nueva España, estos sucesos se conocieron por la Gaceta de México del 9 de junio, ante la consternación de la Iglesia, la Audiencia y el Ayuntamiento. En principio, el virrey José de Iturrigaray se negó a reconocer a Fernando VII como Rey de España y de las Indias, hasta que, por presiones del ayuntamiento, Fernando VII es proclamado como rey, el 13 de agosto, justamente el 287° aniversario de que Hernán Cortés tomara Tenochtitlan, en 1521. Pero los rumores acerca de que Iturrigaray pretendía desconocer al gobierno español y constituirse en monarca del virreinato crecían, y se hicieron más grandes cuando el virrey se negó a reconocer a la Junta de Oviedo, pero también lo hizo con la Junta de Sevilla. El 15 de septiembre, un grupo de españoles acaudalados, encabezados por el hacendado vizcaíno Gabriel de Yermo (Sodupe, Vizcaya 1757-1813, México), tomó preso al virrey y a miembros del Ayuntamiento, como a Francisco Primo de Verdad y Ramos, quien fue asesinado el 4 de octubre en la Cárcel del Arzobispado, y que es considerado como el primer mártir de la Independencia. En el lugar de Iturrigaray, fue nombrado el mariscal de campo Pedro de Garibay, un octogenario.19
El 21 de diciembre de 1809, se descubrió en Valladolid una conspiración que pretendía formar una junta en la Ciudad de México, tomar preso al virrey y a las demás autoridades de la Colonia, para prevenir al país sobre una inminente invasión francesa. Desde septiembre, abogados, médicos, militares e incluso sacerdotes, trabajaban en el proyecto, con la participación de varios gobernadores provinciales y de algunos regimientos, como el de Valladolid, capitaneado por Agustín de Iturbide, quien años después consumaría la Guerra de Independencia. Esta conspiración fue organizada por el teniente José Mariano Michelena, quien sólo fue condenado a veinte años de prisión en el castillo de San Juan de Úlua, a diferencia de lo que los españoles pedían, que era la pena capital. Se dijo que la conspiración tenía ramificaciones en San Miguel el Grande y Querétaro, y que tenían relación con los capitanes Ignacio Allende y Mariano Abasolo.19
Hidalgo convocó a los herreros que tenía en Dolores para hacer lanzas y espadas, y en una visita a Guanajuato consiguió la Enciclopedia, que consultó para la fabricación decañones. Allende consiguió poner de su parte a los Regimientos de Dragones y de la Reina, así como a los de Celaya. De acuerdo al juicio seguido un año después, los conspiradores tenían apoyo en San Luis Potosí, e incluso en la Ciudad de México.21En marzo de 1810, los franceses tenían capturada toda España, con excepción de la ciudad de Cádiz. En México, una nueva conspiración sustituía a la de Valladolid. La formaban el corregidor de Querétaro, Miguel Domínguez, su esposa, Josefa Ortiz de Domínguez, y los militares Allende, Abasolo y Juan Aldama. A ellos se les unió un sacerdote muy conocido por el Bajío, amigo del intendente de Guanajuato, Juan Antonio Riaño, y del obispo de Michoacán, Manuel Abad y Queipo. Ese hombre era el cura de Dolores, Miguel Hidalgo. Los conspiradores se reunían con el pretexto de celebrar tertulias literarias, en las que se llegó a la conclusión de dar el golpe, el 8 de diciembre, día de la Inmaculada Concepción. Pero Allende logró convencer al resto de conspiradores de adelantarlo al 2 de octubre. Esos eran los planes originales de la Conspiración de Querétaro.20
Sin embargo, el 11 de septiembre, un conspirador hasta ahora desconocido, que estaba moribundo, confesó a las autoridades eclesiásticas la existencia de la Conspiración. Al día siguiente se giraron órdenes de aprehensión contra todos los involucrados, mandato que recibió Miguel Domínguez, corregidor de Querétaro, implicado en la conspiración. El 13 de septiembre, Epigmenio González, quien guardaba en su casa gran parte del armamento que se había destinado para la lucha, fue detenido y trasladado al Puerto de Veracruz, donde fue confinado hasta 1822. El 15 de septiembre en la noche, Josefa Ortiz de Domínguez, esposa del corregidor, avisa al alcalde Pérez, otro conspirador, que debe informar a Allende sobre su orden de aprehensión. Allende, a su vez, marcha a Dolores para poner al tanto a Hidalgo de los hechos, quien tomó esa noche la decisión de lanzarse a la lucha armada. Su primera medida fue convocar a misa y mandar aprehender a todos los españoles del pueblo, obligándoles a entregar su dinero para la causa.22
La reacción española no se hizo esperar. El virrey y arzobispo de México, Francisco Javier de Lizana y Beaumont, fue reemplazado el 14 de septiembre por el teniente generalFrancisco Xavier Venegas, el cual participó en la Batalla de Bailén, donde por primera vez los franceses fueron derrotados. Los realistas disponían de 30 000 soldados, la mayoría criollos y mestizos. Venegas ordenó la formación de tres puntos de defensa, Guanajuato, Puebla y San Luis Potosí, ésta última de donde salió el brigadier Félix María Calleja, que a la postre derrotaría a los insurgentes. La Iglesia excomulgó a los rebeldes, primero por rebelarse en contra del rey, y segundo por tomar en Atotonilco el estandarte de la Virgen de Guadalupe como bandera. El edicto de excomunión fue publicado por Abad y Queipo el 20 de septiembre en Valladolid.23
Después, los insurgentes comenzaron su marcha por el Bajío. Primero cayó San Miguel el Grande, luego Celaya. Al 22 de septiembre, fecha en que Hidalgo fue proclamado capitán general de América, y Allende teniente general, los insurgentes sumaban 20 000, la mayoría indios y mestizos, que se unían sin tener experiencia militar, muchos de ellos sin nunca haber salido de su localidad. Lucas Alamán, historiador mexicano, describe así la marcha:
Se le iba juntando gente que formaba diversos grupos o pelotones, que por banderas ataban en palos o en carrizos mascadas de diversos colores, en que fijaban la Virgen de Guadalupe, que era la enseña de la empresa, la que también llevaban por distintivo en el sombrero, todos los que se adherían al partido. Los vaqueros y demás gente de a caballo de las haciendas, casi todos de las castas, formaban la caballería, armada con las lanzas... y con las espadas y machetes que esos mismos hombres acostumbraban llevar en sus trabajos ordinarios: muy pocos tenían pistolas o carabinas. La infantería la formaban los indios, divididos por pueblos o cuadrillas, armados con palos, flechas, hordas y lanzas, y como muchos llevaban a sus mujeres e hijos, todo presentaba más bien el aspecto de tribus bárbaras que emigraban de un punto a otro, que de un ejército en marcha.
Más tarde, el 28 de septiembre, los insurgentes llegaron a Guanajuato, ciudad gobernada por el teniente general Juan Antonio Riaño. Hidalgo envió a un emisario a convencer a Riaño de rendir la ciudad a las tropas insurgentes, que sumaban 20 000, pero en la carta Hidalgo especificó 50 000.24 25 Riaño se negó, afirmando "Mi deber es pelear como soldado". Entonces, los insurgentes marcharon sobre Guanajuato, donde toda la población (más de 600 españoles refugiados) se había encerrado en la Alhóndiga de Granaditas, granero construido en 1801. En medio de la batalla, Riaño salió con un conjunto de soldados, y en el acto murió asesinado. Tras este incidente, un minero ofrece a Hidalgo quemar la puerta del edificio. A este hombre se le conoce como El Pípila trabajador minero barretero, quién con una loza sobre su espalda y una tea, prendió fuego al portón de la Alhondiga de Granaditas, pero su verdadero nombre fue en realidad Juan José Reyes Martínez. Después de ello, los insurgentes tomaron el edificio, y mataron a muchos españoles.
Los insurgentes avanzaron sin resistencia hasta llegar a Valladolid el 17 de octubre. No ocurrieron otras matanzas, debido a la intervención de Allende. La toma de Valladolid sumó a las fuerzas de Hidalgo ocho compañías nuevas y todo el regimiento de Dragones de la Reina, situado en la ciudad. Allende sugirió a Hidalgo seleccionar 14 000 soldados, llevarlos a la ciudad de Pátzcuaro y ahí entrenarlos. Planteó también la posibilidad de usar las campanas de la catedral de Valladolid para hacer cañones. Hidalgo rechazó ambas propuestas, aduciendo que sería mejor marchar cuanto antes a México y tomar la capital, pues el brigadier Calleja había salido de San Luis Potosí para reforzar la defensa de la Ciudad de México. Tras esta discusión, los insurgentes salen de Valladolid la noche del 19 de octubre.26 27

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Jose Maria Morelos
http://www.ensubasta.com.mx/jose_maria_morelos_y_pavon.htm
Morelos
Movimiento de Francisco Javier Mina

Algún tiempo después Mina pasa a Bayona y desde allí embarca para Londres, Inglaterra, donde conoce a fray Servando Teresa de Mier, sacerdote mexicano, quién escribía sobre la guerra de Independencia de México, y planea formar una expedición para ayudar a los insurgentes de la Nueva España, invitando a Mina y a otros a dirigirse con él a México.
Algunos lores británicos liberales posibilitan la reunión de algo más de 20 oficiales españoles, italianos e ingleses, embarcándose el 15 de mayo de 1816 en Liverpool rumbo a los Estados Unidos. El 30 de junio llegan a Norfolk, Virginia, donde tuvo enormes dificultades para sacar adelante su empresa.
Finalmente pudo armar dos embarcaciones, dirigidas por norteamericanos, que mandó adelante, y zarpó el 27 de septiembre de Baltimore hacia Puerto Príncipe. De ahí partió con su escuadrilla el 23 de octubre, rumbo a la isla de Galveston, a donde arribó el 24 de noviembre de 1816.

El 15 de abril desembarcó en Soto la Marina, Tamaulipas, en la desembocadura del río Santander, población que toma al estar abandonada. El 25 del mismo mes imprime otra proclama, en una imprenta que llevaba consigo, en la que hizo saber los motivos de su intervención en Nueva España.5
Mina hizo público un manifiesto afirmando que no combatía la soberanía española en sus territorios de Ultramar, sino la tiranía del rey Fernando VII. No obstante, se nombró general del "Ejército Auxiliador de la República Mexicana", y el 24 de mayo empezó a avanzar hacia el interior del país para unirse a los insurgentes de Pedro Moreno en el Fuerte del Sombrero, al noreste de Guanajuato.
"(...)Mexicanos: permitidme participar de vuestras gloriosas tareas, aceptad los servicios que os ofrezco en favor de vuestra sublime empresa y contadme entre vuestros compatriotas. ¡Ojalá acierte yo a merecer este título, haciendo que vuestra libertad se enseñoree o sacrificándole mi propia existencia! Entonces, en recompensa, decid a vuestros hijos: "Esta tierra fue dos veces inundada en sangre por españoles serviles, vasallos abyectos de un rey; pero hubo también españoles liberales y patriotas que sacrificaron su reposo y su vida por nuestro bien."Proclama de Francisco Xavier Mina al desembarcar en el Nuevo Santander. Soto la Marina, 25 de abril de 1817.

El 6 de junio toma Valle del Maíz; el 15, Peotillos; el 19, Real de Pinos; el 22 se une a una partida insurgente y el 24 entra en el Fuerte del Sombrero, defendido por el insurgente Pedro Moreno. Mientras tanto, en Soto la Marina los soldados que dejó fueron derrotados, siendo aprehendido, entre otros, el cura Mier (Fray Servando).
El 1 de agosto se presentó frente al Fuerte del Sombrero el mariscal Pascual Liñán con un poderoso ejército, sitiándolo. Los defensores del fuerte trataron de salir de él varias veces en busca de víveres, pero no lo consiguieron. Mina logró salir el 8 de agosto y fue en auxilio del Fuerte de los Remedios, donde el sacerdote José Antonio Torres hacía resistir a los realistas.
Luchó en diversas plazas hasta que, desalentado por la indisciplina de sus tropas, el 12 de octubre llega a Jaujilla, donde estaba la Junta de Gobierno. La Junta le encomienda atacar Guanajuato, pero sus tropas son dispersadas por el enemigo.
Se refugió con el coronel Pedro Moreno en el rancho de "El Venadito", donde fueron atacados el 27 de octubre de 1817, muriendo Moreno. Mina fue hecho prisionero y llevado ante el coronel absolutista Orrantia, que al día siguiente entra en Silao con Mina prisionero y la cabeza del coronel Moreno clavada en una lanza. El Virrey fue premiado con el título de conde de Venadito por esta acción.6

Pese a su brevedad, la campaña de Mina fue una acción de guerra de suma importancia en el período de la Guerra de Independencia de México, conocido como "Etapa de Resistencia de la Independencia de México", cuando se tenía la impresión del gobierno español, que las tropas realistas, podrían derrotar al ejército insurgente mexicano.
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Movimiento de Agustín de Iturbide
El 19 de julio de 1824 fue ejecutado en Tamaulipas
Agustín de Iturbide, tan sólo tres años antes; el 27 de septiembre de 1821
aparecía ante el conjunto del país como el principal protagonista de la
consumación de la independencia, luego de trescientos años de aparente
inmovilismo, los acontecimientos sucedían con velocidad asombrosa, México se
había independizado, se había proclamado un imperio y en unos meses había
caído.
Tal vez uno de los
ejemplos que demuestran que la historia no tiene nada que ver con la
sucesión caótica de acontecimientos es la consumación de la
independencia. Agustín de Iturbide, originario de Valladolid, hoy Morelia, era
criollo conservador que nunca tuvo reparos en combatir la insurgencia desde sus
inicios; combatió en el campo militar a Hidalgo, Morelos y López Rayón, como
tal fue responsable de la ejecución de centenares de revolucionarios . Su feroz
empecinamiento en contra de la independencia le valió el convertirse en jefe de
operaciones en la zona del bajío en 1815 de la cual fue destituido por
Félix María Calleja, merced al trato despótico y corrupto con que ejerció sus
funciones.
No fue sino hasta 1920 que se le volvió a requerir para participar en el
ejército realista. Viejos amigos suyos habían llegado a cargos políticas claves
influyendo en el entonces virrey Apodaca, lo que le permitió a Iturbide
regresar al mando del ejército realista en el sur del país.
En realidad los motivos que orillaban a la aristocracia criolla a volver a
promover a Iturbide estaban fundados en los acontecimientos en España, donde un
levantamiento popular había obligado al Rey Fernando VII a jurar la
Constitución de Cádiz de 1812 aún a pesar de que el mismo Rey la había
repudiado a la derrota de Napoleón en 1814.
Para los criollos conservadores, base del sostenimiento del dominio de la
Corona española en suelo novohispano, era muy importante impedir que una
constitución que ellos consideraban liberal pusiera en peligro sus privilegios
económicos y sociales. Por estos motivos pretendieron colocar a Iturbide en una
posición clave.
Pese a la extrema debilidad de las guerrillas dirigidas por Vicente Guerrero
estas se defendieron con gran efectividad de la ofensiva dirigida en su contra
por Iturbide, es altamente probable que la intención de Iturbide fuese
aniquilar primero a Guerrero y después sobre la base del prestigio obtenido
maniobrar para lograr una independencia perfectamente conservadora.
No quedando de otra, Iturbide invita a pactar a Guerrero el cual decide
aceptar. El 24 de febrero se proclama el Plan de Iguala, que propone
básicamente las ideas de independencia conservadora de la oligarquía criolla:
monarquía, defensa de los privilegios del clero, mantenimiento del sistema de
castas, etc.
La mayor parte de los guerrilleros insurgentes como Guadalupe Victoria, Nicolás
Bravo o Vicente Guerrero eran básicamente liberales, por lo que la aceptación
del Plan de Iguala era para ellos una concesión extrema, que como se vio
después sólo postergó el enfrentamiento.
De parte del ejército realista se generó una división, una parte de los
oficiales, entre ellos Antonio Bustamante y Antonio López de Santa Anna se
suman al Plan de Iguala mientras que la mayoría se sostiene a favor de la
Corona.
Lo que inclinó finalmente la balanza fue la nueva efervescencia popular que se
desató ante la posibilidad real de un triunfo independentista. Rápidamente
ciudad tras ciudad se sumó al Plan y para agosto prácticamente todo el norte y
parte del centro del país estaban fuera del control de los realistas.

En el fondo nada estaba resuelto, los viejos criollos realistas ahora estaban
en el poder y sustituían la corona de Fernando VII con la de Agustín de
Iturbide, al que proclamaron emperador. En pocos meses los viejos insurgentes
se volvieron rebelar y victima de sus propias contradicciones el remedo de
imperio cayó en menos de un año.
Incluso sus viejos generales, Santa Anna y Bustamante, voltearon la espalda a
Iturbide, con ello se convirtieron en los nuevos campeones de los conservadores
los cuales lograron forzar a un nuevo pacto que desemboco en la constitución de
1824, otra transacción desventajosa para el movimiento liberal. Sería necesaria
otra nueva revolución, la de Ayutla en 1854, la que romperá las trabas de la
salida conservadora de la independencia. Mientras eso sucedía, los intentos
conservadores por mantener el status quo llevaron a la dictadura de Santa Anna
y la pérdida de la mitad del territorio nacional
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Alhondiga de Granaditas
Vista lateral de la Alhóndiga de
Granaditas, enGuanajuato, México.

Su
construcción inició en 1796, por orden del virrey Miguel de la Grúa Talamanca de Carini y Branciforte,
proyectado por el arquitecto José del Mazo y Avilés.5 Los encargados de los trabajos
fueron el maestro Juan de Dios Trinidad Pérez y Francisco Ortiz de Castro. Fue
concluida el 7 de noviembre de 1809.6 Su fin principal era el
almacenaje de granos, pero esa función duró poco, ya que a los pocos meses, en
septiembre de 1810, la ciudad fue tomada por los insurgentes.

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Consumacion de la Independencia

En 1820 el coronel español Rafael del Riego se levantó en armas para obligar a Fernando VII a
jurar la Constitución de
Cádiz, suprimida por el rey en 1814. En Nueva España los
clérigos y acaudalados vieron en la Carta Magna, jurada en Veracruz el 26 de
mayo de 1820, un obstáculo para sus privilegios, así que decidieron promover la
independencia. Un grupo de prominentes aristócratas dirigidos porMatías de
Monteagudo se
reunían en juntas secretas conocidas como Conspiración de
la Profesa, por llamarse así el templo. Con la
anuencia del virrey Juan Ruiz de
Apodaca, los conspirados consiguieron que Agustín de
Iturbide fuera
nombrado general en jefe del Ejército del Sur, con el encargo de acabar con Vicente Guerrero y Pedro Ascencio.
Guerrero era el único jefe insurgente que
realmente permanecía activo desde la muerte de Francisco Javier
Mina en
1817. Intentó convencer a los jefes realistas José Gabriel de
Armijo y Carlos Moya para
formar un ejército libertador que depusiera a Apodaca para en su lugar nombrar
a un virrey conciliador con el que fuera posible consumar la independencia,
pero ambos se negaron.
Iturbide relegó a Armijo en septiembre∞ de
1820 y luego de varias derrotas comprendió que por la vía de las armas sería
imposible vencer a Guerrero, por lo que le planteó la idea de unir fuerzas para
establecer una nación independiente encabezada por Fernando VII u otro miembro
de la realeza europea. El pacto entre ambos jefes se llevó a cabo el 10 de
marzo de 1821 con el evento conocido comoAbrazo de
Acatempan. El 24 de febrero de ese año
Iturbide dio a conocer el Plan de Iguala,
con el que constituía el Ejército
Trigarante, cuyas garantías eran independencia,
religión y unión.

Finalmente, el 27 de septiembre de 1821 el
Ejército Trigarante entró a la ciudad de México, después de 11 años y 11 días de lucha y más de tres
siglos de dominio español.
Viendo que no seria fácil someter a los ejércitos del sur Iturbide propone a Vicente Guerrero lograr la libertad de la naciente nación mediante su unión así el 10 de febrero en Acatempan logran acuerdos para presentar posteriormente el plan de iguala que en resumen proclamaba, la emancipación de México formando un imperio mexicano gobernado por un miembro de la familia real de España regido por una constitución.
Este acto fue rechazado totalmente por el virrey que ofrece a Iturbide retractarse a cambio de ser indultado. Lejos de esto Iturbide comienza a ganar partidarios realistas que entregan ciudades por capitulación e incorpora caudillos insurgentes en sus filas, esto resulta en la destitución del virrey Juan Ruiz de Apodaca

El ejercito trigarante entra en la ciudad de México el 27 de septiembre de 1821 y se firma el acta de independencia del imperio mexicano al día siguiente, consumándose con este hecho la independencia.
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