INTRODUCCION DE LA INDEPENDENCIA DE MEXICO
La Independencia de México fue la consecuencia de un proceso político y social resuelto por la vía de las armas, que puso fin al dominio español en los territorios de Nueva España. La guerra por la independencia mexicana tuvo su antecedente en la invasión de Francia a España en 1808 y se extendió desde el Grito de Dolores, el 16 de septiembre de 1810, hasta la entrada del Ejército Trigarante a la Ciudad de México, el 27 de septiembre de 1821.
La sociedad novohispana estaba dividida en varios estratos, cuya posición estaba condicionada por cuestiones de orden económico, cultural y político. Una de ellas era su papel respecto a la posesión de los bienes económicos. Había un grupo muy pequeño de personas que controlaban la mayor parte de la riqueza, mientras que la gran parte de la población era pobre. Los pueblos indígenas debían pagar un tributo al gobierno y estaban sujetos a un régimen de autoridad que, por ambiguo, provocaba numerosos enfrentamientos entre españoles peninsulares, criollos y mestizos. Muchos de estos enfrentamientos tenían relación con cuestiones agrarias, como por ejemplo la tenencia de la tierra y el control del agua.A lo largo de los tres siglos de dominio español hubo varios estallidos sociales en la Nueva España, entre ellos la rebelión de los pericúes de 1734 a1737 en Vieja California, la rebelión de 1761 de los mayas, encabezada por Jacinto Canek y las rebeliones de los seris y los pimas en Sonora a lo largo de todo el siglo XVIII.
Como un corolario de los múltiples orígenes de la población de Nueva España surgió el sistema de "castas". Estos grupos estaban caracterizados por el origen racial de sus integrantes, encontrándose en la cúspide los españoles, y entre ellos, los europeos. La combinación entre españoles, indígenas y africanos dio como resultado un número de grupos cuya posición estaba determinada por la cantidad de sangre española que poseían. El sistema aspiraba a mantener la supremacía de la sangre española, y aunque nunca tuvo base legal, no siendo más que una nomenclatura aceptada, reflejó la división y la exclusión existente en la Nueva España, donde los grupos no españoles ocupaban un lugar marginal en el sistema social.
El pilar de la economía colonial de Nueva España era la minería, particularmente la explotación de oro y plata. Durante el siglo XVIII la producción minera vivió una de sus mejores épocas. Como resultado, la producción de oro y plata se triplicó en el período de 1740 a 1803. La bonanza era tan grande, que la mina llamada La Valenciana, en el estado de Guanajuato, llegó a ser considerada la operación minera de plata más importante del mundo. Al finalizar el siglo XVIII, Nueva España producía más de 2 500 000 de marcos de plata, y sus principales regiones mineras eran Guanajuato, Zacatecas y el norte de la intendencia de México. La importancia de la minería para la economía novohispana era tal que Carlos III reconoció al Cuerpo de Minería de Nueva España en 1776; un poco más tarde, permitió el establecimiento del Real Tribunal de Minería, así como también del Colegio de Minería.
El apogeo de la explotación minera favoreció el desarrollo de otras actividades económicas, particularmente el comercio y la agricultura. Por ejemplo, la creciente importancia de Guadalajara y El Bajío se debía a su relación con los minerales de Zacatecas y Guanajuato. Dado que la exportación de plata y oro constituía el nodo de la economía novohispana, en torno a esta actividad creció un complejo sistema que consolidó al grupo de comerciantes peninsulares, pero que también permitió la ascensión de un poderoso grupo criollo. Este grupo estaba concentrado en los consulados de México y Guadalajara, que constituyeron la pieza fundamental en la circulación de capitales en el territorio novohispano. El poder económico de los consulados respaldaba su capacidad de representación política, gestión y cabildeo.
La economía novohispana entró en crisis a final del siglo XVIII, período que coincide con las reformas borbónicas adoptadas por la Corona. Las reformas tenían por objeto modernizar la administración de las colonias y hacer más rentable la explotación de sus recursos, porque en Nueva España había una escasez de capitales en circulación debida al monopolio sobre la plata ejercido por los comerciantes y por la propia política financiera de la metrópoli.Una parte importante de las rentas derivadas de la explotación de las colonias no llegaba a las arcas reales, repartiéndose entre distintas corporaciones de acuerdo con los arreglos antiguos entre la Corona y estos grupos. Ciertamente, la reforma afectó los intereses de las clases más privilegiadas. Al establecerse además el libre comercio entre las colonias, creció el poder económico y político de los criollos y los mestizos que comenzaron a ocupar también más espacios en la administración colonial.
En las últimas décadas del siglo XVIII, Nueva España estaba en bancarrota a causa de la expoliación de sus finanzas por parte de la metrópoli. Paradójicamente, fueron los miembros de la élite económica —muy golpeada por la política económica de la monarquía— los que apoyaron el golpe de Estado contra el virrey José de Iturrigaray en 1808, cuando el Ayuntamiento de México intentó ejercer la soberanía en ausencia del rey de España.
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MOVIMIENTO DE MIGUEL HIDALGO
Cuando el Rey de España, Fernando VII, fue derrocado por el ejército francés y encarcelado en mayo de 1808, ocupó el trono un hermano de Napoleón, José Bonaparte. Estos hechos fueron después conocidos en América, provocando una enorme impresión, ya que nadie quería acabar en manos de los franceses, que por ese tiempo tenían una pésima fama. Las autoridades que en América representaban al Rey legítimo: Virreyes, Intendentes, Capitanes Generales, etcétera, creyeron oportuno aceptar los hechos consumados, pero algunos diferían de esa postura y empezaron a organizar conjuras en contra de dichas autoridades por su pasividad ante la crisis española.
Parte de una de esas conjuras en la Nueva España, fueron: don Miguel Hidalgo y Costilla, junto con Ignacio Allende, los hermanos Aldama, Josefa Ortiz y otros criollos ilustrados de la época. Descubiertos que fueron, ante el peligro de ser apresados, se enfrentaron al riesgo de iniciar una lucha armada abierta y general, para la cual no tenían dinero ni armas ni gente; ni siquiera un proyecto definido de acciones y metas a lograr.
¿Cómo alentar a los pueblos a seguir una Causa que desconocían o con la cual no se identificaban? De momento, pagándoles. Hidalgo ofreció bonificar un peso diario a quienes trajeran caballo, y cincuenta centavos a los de a pie; pero a muchos de estos iniciales insurgentes les quedaba claro que en la revuelta habría la posibilidad del saqueo. De igual modo, se procedió a liberar a los presos a cambio de su adhesión, y la decisión, también fatal, de apresar a los pobladores civiles de origen español. La salida de Dolores se fijó a las ocho de la mañana, pero no fue sino hasta las once cuando inició la marcha hacia San Miguel (hoy de Allende).
Un voluntarioso tumulto
¿Cuánta gente seguía a Hidalgo? Es difícil saberlo. Se han manejado cifras de todo tipo, pero debemos antes recordar que para esas fechas, en la Nueva España, no se llegaba a seis millones de habitantes, si bien El Bajío tenía una gran concentración poblacional. A San Miguel debieron haber llegado algunos centenares la tarde del mismo 16, y desde esa misma hora quedó claro por dónde iban las cosas: apresar civiles de origen español, saquear sus bienes, imponer préstamos con uso de la violencia y la intimidación.
¿Y la Causa? A juzgar por los testimonios tardíos que llegaron, había que defender al Rey Fernando, destronado por los franceses, y defender a la Religión, que corría el riesgo de ser perseguida si los franceses se adueñaban de América. Esta Causa exigía desconocer a las autoridades virreinales, cómplices de los franceses; pero, ¿por qué apresar a civiles sólo por el hecho de haber nacido en España? Todo se aclara si recordamos los resentimientos históricos que los criollos tenían en contra de los peninsulares, resentimientos de los cuales podían igualmente participar indios y castas.
El Movimiento se volvió entonces confuso, y el tema de la Independencia quedaba de momento en segundo sitio; al parecer, el detonante de las luchas por la Independencia será una guerra entre gente de la misma raza pero que había nacido en distinto sitio.
El padre Calvillo
Los que conocen poco de Historia dicen que Pablo José Calvillo es “el único hidrocálido que la historia menciona como participante en el Movimiento que encabezó Miguel Hidalgo y que nos dio la Independencia”, toda vez que nació muchos años antes de que fuera creado el pequeño Territorio del Estado de Aguascalientes, si bien es cierto que vino al mundo en 1763, en el caserío de Calvillo, así llamado en homenaje a uno de sus parientes en grado colateral, que cedió la superficie del fundo legal del poblado, en el Valle de Huajúcar -no se confunda con el Municipio jalisciense de Huejúcar, del que Calvillo fue Vicario-, que hoy corresponde a aquella Entidad federativa, por entonces dependiente en lo civil de la Nueva Galicia, y en lo eclesiástico, de Guadalajara.
De genio bullicioso y carácter independiente, fue alumno del Seminario tapatío; le ordenó presbítero el Obispo don Juan Cruz Ruiz de Cabañas y Crespo en 1797, dándole estos destinos: Juchipila, Hacienda de San Jacinto, de Ojocaliente; Tepechitlán y Colotlán, residiendo en calidad de Vicario de este último curato en el pueblo de Huejúcar, cuyo territorio hoy corona el Estado de Jalisco. Por motivos de salud, residió temporalmente en la Ciudad de Aguascalientes, siendo removido en 1809 a Jesús María, donde supo de la insurrección del Cura de Dolores; y sirviéndose del repudio a la Casa de Borbón experimentado por los indios flecheros de las Compañías de La Frontera, de Colotlán, los ganó para la Causa de la Insurgencia, en especial al gobernador del barrio de Tlaxcala, el indio Marcos Escobedo. (Ahí, en esa población del Norte de Jalisco, radicaba un nutrido grupo de indígenas tlaxcaltecas).
Cristalizó la conjura en la casa que el Padre Calvillo tenía en Colotlán, una noche de fines de septiembre de 1810. Con él a la cabeza, dando a los conjurados una estampa guadalupana que pusieron en sus sombreros, y al grito de ‘¡Viva la Virgen de Guadalupe! ¡Viva la Independencia! y ¡Mueran los gachupines!’, los conjurados tomaron las Casas Reales y remitieron a Zacatecas a treinta peninsulares en calidad de rehenes.
Con cinco mil indios flecheros de San Luis de Colotlán, vecinos de los pueblos de Santiago Tlatelolco, Santa María de los Ángeles, Tlalcosahua y Huejúcar, ostentando el título de Mariscal de Campo que le concediera Hidalgo, Calvillo participó, el 17 de enero de 1811, en la Batalla del Puente de Calderón, funesta para su Causa, y aunque no sufrió bajas esa vez, la suerte le fue adversa al verse copado por las tropas de Pedro Celestino Negrete y del Cura Francisco de Álvarez cerca de Colotlán, donde pereció un tercio de su gente.
Atrincherado en la Sierra de Tayahua, sus achaques le orillaron a solicitar y obtener, en octubre de ese mismo año, el indulto de la jurisdicción civil y la dispensa de las irregularidades canónicas por parte de la autoridad eclesiástica. Murió en la Ciudad de Zacatecas, por causas naturales, rehabilitado en su ministerio y en plena comunión con la Iglesia, el 6 de abril de 1816.
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Miguel Hidalgo
movimiento
http://www.institutowashington.com/biblioteca-virtual/historia/58-presentacion-del-llamado-al-movimiento-de-independencia-por-el-cura-miguel-hidalgo-y-costilla
Movimiento de Jose Maria Morelos
El 17 de marzo de 1808, en el Palacio Real de Aranjuez, ocurrió un levantamiento popular, que exigía la destitución de Manuel Godoy, favorito del rey Carlos IV de España, pues ya se encontraban tropas francesas en las ciudades de Burgos, Salamanca, Pamplona, San Sebastián, Barcelona y Figueras. Después de la destrucción del Palacio y la captura de Godoy por el pueblo, interviene el príncipe de Asturias, Fernando de Borbón, quien evita el linchamiento de Godoy. Se decía que, ante la inminente conquista de España por parte de las tropas francesas, la familia real había huido a Aranjuez para embarcarse a alguno de los dominios de América. Al mediodía, el rey Carlos IV abdicó en favor de su hijo,Fernando VII. El 24 de marzo, Fernando VII volvió a Madrid, pero un día antes el general Joaquín Murat había conquistado la ciudad. En Bayona, Napoleón obligó al rey a abdicar en favor de su hermano José Bonaparte. El 2 de mayo comenzó la Guerra de la Independencia Española.
Mientras tanto, en México, Morelos recibía pedidos del obispado para contribuir a la causa española. En abril, se recibe la noticia de que Buenos Aires ha derrotado a los británicos, y un requerimiento para ayudar a España. Morelos envió 20 pesos por él y 10 por su vicario, adjuntando asimismo una carta en la que afirmaba: "estoy prontísimo a ofrecer la vida por la católica religión y por la libertad de nuestro soberano".18 Un año después, Morelos coopera nuevamente. En 1810 se afirmó que los franceses estaban puestos para invadir a la Nueva España, por lo que todos los clérigos se ven obligados a colaborar de nuevo con las colectas de fondos para el Ejército Español. El obispo de Michoacán, Manuel Abad y Queipo, reemplazo de San Miguel, fallecido en 1805, escribe lo siguiente a Morelos:
Debemos velar nosotros principalmente que somos atalayas de la Religión y del Estado. La Patria se funda sobre el patriotismo; sólo este apoyo es firme, y el patriotismo consiste en la virtud de cada uno y en la unión de todos: unidos y valerosos nos quiere la patria; consiste en el sacrificio de nuestros intereses particulares y de nuestras pasiones; porque la gloria y la felicidad de una nación es incompatible con el egoísmo y la inercia de sus hijos. En fin, la presente generación va a decidir la suerte de las futuras generaciones.Manuel Abad y Queipo, obispo de Michoacán.
En la capital de la Nueva España, estos sucesos se conocieron por la Gaceta de México del 9 de junio, ante la consternación de la Iglesia, la Audiencia y el Ayuntamiento. En principio, el virrey José de Iturrigaray se negó a reconocer a Fernando VII como Rey de España y de las Indias, hasta que, por presiones del ayuntamiento, Fernando VII es proclamado como rey, el 13 de agosto, justamente el 287° aniversario de que Hernán Cortés tomara Tenochtitlan, en 1521. Pero los rumores acerca de que Iturrigaray pretendía desconocer al gobierno español y constituirse en monarca del virreinato crecían, y se hicieron más grandes cuando el virrey se negó a reconocer a la Junta de Oviedo, pero también lo hizo con la Junta de Sevilla. El 15 de septiembre, un grupo de españoles acaudalados, encabezados por el hacendado vizcaíno Gabriel de Yermo (Sodupe, Vizcaya 1757-1813, México), tomó preso al virrey y a miembros del Ayuntamiento, como a Francisco Primo de Verdad y Ramos, quien fue asesinado el 4 de octubre en la Cárcel del Arzobispado, y que es considerado como el primer mártir de la Independencia. En el lugar de Iturrigaray, fue nombrado el mariscal de campo Pedro de Garibay, un octogenario.19
El 21 de diciembre de 1809, se descubrió en Valladolid una conspiración que pretendía formar una junta en la Ciudad de México, tomar preso al virrey y a las demás autoridades de la Colonia, para prevenir al país sobre una inminente invasión francesa. Desde septiembre, abogados, médicos, militares e incluso sacerdotes, trabajaban en el proyecto, con la participación de varios gobernadores provinciales y de algunos regimientos, como el de Valladolid, capitaneado por Agustín de Iturbide, quien años después consumaría la Guerra de Independencia. Esta conspiración fue organizada por el teniente José Mariano Michelena, quien sólo fue condenado a veinte años de prisión en el castillo de San Juan de Úlua, a diferencia de lo que los españoles pedían, que era la pena capital. Se dijo que la conspiración tenía ramificaciones en San Miguel el Grande y Querétaro, y que tenían relación con los capitanes Ignacio Allende y Mariano Abasolo.19
Hidalgo convocó a los herreros que tenía en Dolores para hacer lanzas y espadas, y en una visita a Guanajuato consiguió la Enciclopedia, que consultó para la fabricación decañones. Allende consiguió poner de su parte a los Regimientos de Dragones y de la Reina, así como a los de Celaya. De acuerdo al juicio seguido un año después, los conspiradores tenían apoyo en San Luis Potosí, e incluso en la Ciudad de México.21En marzo de 1810, los franceses tenían capturada toda España, con excepción de la ciudad de Cádiz. En México, una nueva conspiración sustituía a la de Valladolid. La formaban el corregidor de Querétaro, Miguel Domínguez, su esposa, Josefa Ortiz de Domínguez, y los militares Allende, Abasolo y Juan Aldama. A ellos se les unió un sacerdote muy conocido por el Bajío, amigo del intendente de Guanajuato, Juan Antonio Riaño, y del obispo de Michoacán, Manuel Abad y Queipo. Ese hombre era el cura de Dolores, Miguel Hidalgo. Los conspiradores se reunían con el pretexto de celebrar tertulias literarias, en las que se llegó a la conclusión de dar el golpe, el 8 de diciembre, día de la Inmaculada Concepción. Pero Allende logró convencer al resto de conspiradores de adelantarlo al 2 de octubre. Esos eran los planes originales de la Conspiración de Querétaro.20
Sin embargo, el 11 de septiembre, un conspirador hasta ahora desconocido, que estaba moribundo, confesó a las autoridades eclesiásticas la existencia de la Conspiración. Al día siguiente se giraron órdenes de aprehensión contra todos los involucrados, mandato que recibió Miguel Domínguez, corregidor de Querétaro, implicado en la conspiración. El 13 de septiembre, Epigmenio González, quien guardaba en su casa gran parte del armamento que se había destinado para la lucha, fue detenido y trasladado al Puerto de Veracruz, donde fue confinado hasta 1822. El 15 de septiembre en la noche, Josefa Ortiz de Domínguez, esposa del corregidor, avisa al alcalde Pérez, otro conspirador, que debe informar a Allende sobre su orden de aprehensión. Allende, a su vez, marcha a Dolores para poner al tanto a Hidalgo de los hechos, quien tomó esa noche la decisión de lanzarse a la lucha armada. Su primera medida fue convocar a misa y mandar aprehender a todos los españoles del pueblo, obligándoles a entregar su dinero para la causa.22
La reacción española no se hizo esperar. El virrey y arzobispo de México, Francisco Javier de Lizana y Beaumont, fue reemplazado el 14 de septiembre por el teniente generalFrancisco Xavier Venegas, el cual participó en la Batalla de Bailén, donde por primera vez los franceses fueron derrotados. Los realistas disponían de 30 000 soldados, la mayoría criollos y mestizos. Venegas ordenó la formación de tres puntos de defensa, Guanajuato, Puebla y San Luis Potosí, ésta última de donde salió el brigadier Félix María Calleja, que a la postre derrotaría a los insurgentes. La Iglesia excomulgó a los rebeldes, primero por rebelarse en contra del rey, y segundo por tomar en Atotonilco el estandarte de la Virgen de Guadalupe como bandera. El edicto de excomunión fue publicado por Abad y Queipo el 20 de septiembre en Valladolid.23
Después, los insurgentes comenzaron su marcha por el Bajío. Primero cayó San Miguel el Grande, luego Celaya. Al 22 de septiembre, fecha en que Hidalgo fue proclamado capitán general de América, y Allende teniente general, los insurgentes sumaban 20 000, la mayoría indios y mestizos, que se unían sin tener experiencia militar, muchos de ellos sin nunca haber salido de su localidad. Lucas Alamán, historiador mexicano, describe así la marcha:
Se le iba juntando gente que formaba diversos grupos o pelotones, que por banderas ataban en palos o en carrizos mascadas de diversos colores, en que fijaban la Virgen de Guadalupe, que era la enseña de la empresa, la que también llevaban por distintivo en el sombrero, todos los que se adherían al partido. Los vaqueros y demás gente de a caballo de las haciendas, casi todos de las castas, formaban la caballería, armada con las lanzas... y con las espadas y machetes que esos mismos hombres acostumbraban llevar en sus trabajos ordinarios: muy pocos tenían pistolas o carabinas. La infantería la formaban los indios, divididos por pueblos o cuadrillas, armados con palos, flechas, hordas y lanzas, y como muchos llevaban a sus mujeres e hijos, todo presentaba más bien el aspecto de tribus bárbaras que emigraban de un punto a otro, que de un ejército en marcha.
Más tarde, el 28 de septiembre, los insurgentes llegaron a Guanajuato, ciudad gobernada por el teniente general Juan Antonio Riaño. Hidalgo envió a un emisario a convencer a Riaño de rendir la ciudad a las tropas insurgentes, que sumaban 20 000, pero en la carta Hidalgo especificó 50 000.24 25 Riaño se negó, afirmando "Mi deber es pelear como soldado". Entonces, los insurgentes marcharon sobre Guanajuato, donde toda la población (más de 600 españoles refugiados) se había encerrado en la Alhóndiga de Granaditas, granero construido en 1801. En medio de la batalla, Riaño salió con un conjunto de soldados, y en el acto murió asesinado. Tras este incidente, un minero ofrece a Hidalgo quemar la puerta del edificio. A este hombre se le conoce como El Pípila trabajador minero barretero, quién con una loza sobre su espalda y una tea, prendió fuego al portón de la Alhondiga de Granaditas, pero su verdadero nombre fue en realidad Juan José Reyes Martínez. Después de ello, los insurgentes tomaron el edificio, y mataron a muchos españoles.
Los insurgentes avanzaron sin resistencia hasta llegar a Valladolid el 17 de octubre. No ocurrieron otras matanzas, debido a la intervención de Allende. La toma de Valladolid sumó a las fuerzas de Hidalgo ocho compañías nuevas y todo el regimiento de Dragones de la Reina, situado en la ciudad. Allende sugirió a Hidalgo seleccionar 14 000 soldados, llevarlos a la ciudad de Pátzcuaro y ahí entrenarlos. Planteó también la posibilidad de usar las campanas de la catedral de Valladolid para hacer cañones. Hidalgo rechazó ambas propuestas, aduciendo que sería mejor marchar cuanto antes a México y tomar la capital, pues el brigadier Calleja había salido de San Luis Potosí para reforzar la defensa de la Ciudad de México. Tras esta discusión, los insurgentes salen de Valladolid la noche del 19 de octubre.26 27
Al mediodía del 20 de octubre, los insurgentes, ya en su marcha hacia México, llegaron a un pueblo a las afueras de Valladolid, llamado Charo, donde Hidalgo ordenó que la tropa se detuviera para descansar unas horas. Morelos, enterado de la situación, salió en la madrugada rumbo a Charo, acompañado de un campesino de Nocupétaro.28 Logró hablar con Hidalgo, le expuso las razones por las que deseaba unirse al movimiento "la independencia que todos los americanos se veían obligados a pretender, respecto a la ausencia del rey, preso en Francia, les proporcionaba la coyuntura de lograr aquélla". En principio, Morelos ofrece a Hidalgo marchar con él hasta México, pero el jefe insurgente le asigna la comisión de levantar tropas en el sur del país, y principalmente, la captura del puerto de Acapulco, un lugar estratégico porque ahí llegaban mercancías de la Nao de China, provenientes de Filipinas, entonces dominio español. Morelos deseaba ser capellán del ejército insurgente y dijo estar pronto a "correr con violencia las tierras calientes del sur". Hidalgo le otorgó el título militar de "General de los ejércitos americanos para la conquista y nuevo gobierno de las provincias del sur, con autoridad bastante". Tras encomendarle su misión, Hidalgo ordenó a las tropas insurgentes proseguir la marcha, al tiempo que Morelos regresó a Carácuaro. Nunca más volvieron a verse.29
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Jose Maria Morelos
http://www.ensubasta.com.mx/jose_maria_morelos_y_pavon.htm
Morelos
Movimiento de Francisco Javier Mina
Martín Xavier Mina Larrea, conocido como Francisco Xavier Mina (Otano, Navarra, España, 1 de julio de 1789 – Fuerte de los Remedios Pénjamo, Guanajuato,Nueva España, 11 de noviembre de 1817), militar y guerrillero español que participó en la Guerra de la Independencia de España (contra los franceses) y en laIndependencia de México (del lado de los insurgentes y en contra de los realistas).
Algún tiempo después Mina pasa a Bayona y desde allí embarca para Londres, Inglaterra, donde conoce a fray Servando Teresa de Mier, sacerdote mexicano, quién escribía sobre la guerra de Independencia de México, y planea formar una expedición para ayudar a los insurgentes de la Nueva España, invitando a Mina y a otros a dirigirse con él a México.
Algunos lores británicos liberales posibilitan la reunión de algo más de 20 oficiales españoles, italianos e ingleses, embarcándose el 15 de mayo de 1816 en Liverpool rumbo a los Estados Unidos. El 30 de junio llegan a Norfolk, Virginia, donde tuvo enormes dificultades para sacar adelante su empresa.
Finalmente pudo armar dos embarcaciones, dirigidas por norteamericanos, que mandó adelante, y zarpó el 27 de septiembre de Baltimore hacia Puerto Príncipe. De ahí partió con su escuadrilla el 23 de octubre, rumbo a la isla de Galveston, a donde arribó el 24 de noviembre de 1816.
Estuvo en Nueva Orleáns y tras algún tiempo se embarcó de nuevo en Galveston, el 16 de marzo de 1817. En la desembocadura del río Bravo del Norte, en donde se detuvo para aprovisionarse de agua, dirigió el12 de abril una proclama a sus soldados en la que pidió disciplina y respeto a la religión, a las personas y a las propiedades.4
El 15 de abril desembarcó en Soto la Marina, Tamaulipas, en la desembocadura del río Santander, población que toma al estar abandonada. El 25 del mismo mes imprime otra proclama, en una imprenta que llevaba consigo, en la que hizo saber los motivos de su intervención en Nueva España.5
Mina hizo público un manifiesto afirmando que no combatía la soberanía española en sus territorios de Ultramar, sino la tiranía del rey Fernando VII. No obstante, se nombró general del "Ejército Auxiliador de la República Mexicana", y el 24 de mayo empezó a avanzar hacia el interior del país para unirse a los insurgentes de Pedro Moreno en el Fuerte del Sombrero, al noreste de Guanajuato.
"(...)Mexicanos: permitidme participar de vuestras gloriosas tareas, aceptad los servicios que os ofrezco en favor de vuestra sublime empresa y contadme entre vuestros compatriotas. ¡Ojalá acierte yo a merecer este título, haciendo que vuestra libertad se enseñoree o sacrificándole mi propia existencia! Entonces, en recompensa, decid a vuestros hijos: "Esta tierra fue dos veces inundada en sangre por españoles serviles, vasallos abyectos de un rey; pero hubo también españoles liberales y patriotas que sacrificaron su reposo y su vida por nuestro bien."Proclama de Francisco Xavier Mina al desembarcar en el Nuevo Santander. Soto la Marina, 25 de abril de 1817.
El 17 de mayo se presenta en Soto la Marina la fragata de guerra española Sabina, hundiendo uno de los barcos de Mina. Otro barco pudo huir y el tercero quedó embarrancado. Mina sale de su campamento el día 24 con 300 hombres, apoderándose de 700 caballos en la Hacienda del Cojo, y deja la plaza al mando del teniente coronel catalán José Sardá. Posteriormente se interna en la sierra de Tanchipa, pasando el día 5 por Horcasitas (Cd. González), El Abra, y Baltazar (hoy Antiguo Morelos), donde duermen, para inmediatamente internarse en el estado de San Luis Potosí.
El 6 de junio toma Valle del Maíz; el 15, Peotillos; el 19, Real de Pinos; el 22 se une a una partida insurgente y el 24 entra en el Fuerte del Sombrero, defendido por el insurgente Pedro Moreno. Mientras tanto, en Soto la Marina los soldados que dejó fueron derrotados, siendo aprehendido, entre otros, el cura Mier (Fray Servando).
El 1 de agosto se presentó frente al Fuerte del Sombrero el mariscal Pascual Liñán con un poderoso ejército, sitiándolo. Los defensores del fuerte trataron de salir de él varias veces en busca de víveres, pero no lo consiguieron. Mina logró salir el 8 de agosto y fue en auxilio del Fuerte de los Remedios, donde el sacerdote José Antonio Torres hacía resistir a los realistas.
Luchó en diversas plazas hasta que, desalentado por la indisciplina de sus tropas, el 12 de octubre llega a Jaujilla, donde estaba la Junta de Gobierno. La Junta le encomienda atacar Guanajuato, pero sus tropas son dispersadas por el enemigo.
Se refugió con el coronel Pedro Moreno en el rancho de "El Venadito", donde fueron atacados el 27 de octubre de 1817, muriendo Moreno. Mina fue hecho prisionero y llevado ante el coronel absolutista Orrantia, que al día siguiente entra en Silao con Mina prisionero y la cabeza del coronel Moreno clavada en una lanza. El Virrey fue premiado con el título de conde de Venadito por esta acción.6
Días después, Mina es llevado al destacamento de Pascual Liñán. El 11 de noviembre de 1817 fue conducido por un piquete a la cresta del Cerro del Bellaco o Cerro del Borrego, frente al fuerte de los Remedios, cerca de Pénjamo, donde fue fusilado por los soldados del Batallón de Zaragoza. Sus restos descansan en la Columna de la Independencia en la Ciudad de México.
Pese a su brevedad, la campaña de Mina fue una acción de guerra de suma importancia en el período de la Guerra de Independencia de México, conocido como "Etapa de Resistencia de la Independencia de México", cuando se tenía la impresión del gobierno español, que las tropas realistas, podrían derrotar al ejército insurgente mexicano.
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Movimiento de Agustín de Iturbide
El 19 de julio de 1824 fue ejecutado en Tamaulipas
Agustín de Iturbide, tan sólo tres años antes; el 27 de septiembre de 1821
aparecía ante el conjunto del país como el principal protagonista de la
consumación de la independencia, luego de trescientos años de aparente
inmovilismo, los acontecimientos sucedían con velocidad asombrosa, México se
había independizado, se había proclamado un imperio y en unos meses había
caído.
Tal vez uno de los
ejemplos que demuestran que la historia no tiene nada que ver con la
sucesión caótica de acontecimientos es la consumación de la
independencia. Agustín de Iturbide, originario de Valladolid, hoy Morelia, era
criollo conservador que nunca tuvo reparos en combatir la insurgencia desde sus
inicios; combatió en el campo militar a Hidalgo, Morelos y López Rayón, como
tal fue responsable de la ejecución de centenares de revolucionarios . Su feroz
empecinamiento en contra de la independencia le valió el convertirse en jefe de
operaciones en la zona del bajío en 1815 de la cual fue destituido por
Félix María Calleja, merced al trato despótico y corrupto con que ejerció sus
funciones.
No fue sino hasta 1920 que se le volvió a requerir para participar en el
ejército realista. Viejos amigos suyos habían llegado a cargos políticas claves
influyendo en el entonces virrey Apodaca, lo que le permitió a Iturbide
regresar al mando del ejército realista en el sur del país.
En realidad los motivos que orillaban a la aristocracia criolla a volver a
promover a Iturbide estaban fundados en los acontecimientos en España, donde un
levantamiento popular había obligado al Rey Fernando VII a jurar la
Constitución de Cádiz de 1812 aún a pesar de que el mismo Rey la había
repudiado a la derrota de Napoleón en 1814.
Para los criollos conservadores, base del sostenimiento del dominio de la
Corona española en suelo novohispano, era muy importante impedir que una
constitución que ellos consideraban liberal pusiera en peligro sus privilegios
económicos y sociales. Por estos motivos pretendieron colocar a Iturbide en una
posición clave.
Pese a la extrema debilidad de las guerrillas dirigidas por Vicente Guerrero
estas se defendieron con gran efectividad de la ofensiva dirigida en su contra
por Iturbide, es altamente probable que la intención de Iturbide fuese
aniquilar primero a Guerrero y después sobre la base del prestigio obtenido
maniobrar para lograr una independencia perfectamente conservadora.
No quedando de otra, Iturbide invita a pactar a Guerrero el cual decide
aceptar. El 24 de febrero se proclama el Plan de Iguala, que propone
básicamente las ideas de independencia conservadora de la oligarquía criolla:
monarquía, defensa de los privilegios del clero, mantenimiento del sistema de
castas, etc.
La mayor parte de los guerrilleros insurgentes como Guadalupe Victoria, Nicolás
Bravo o Vicente Guerrero eran básicamente liberales, por lo que la aceptación
del Plan de Iguala era para ellos una concesión extrema, que como se vio
después sólo postergó el enfrentamiento.
De parte del ejército realista se generó una división, una parte de los
oficiales, entre ellos Antonio Bustamante y Antonio López de Santa Anna se
suman al Plan de Iguala mientras que la mayoría se sostiene a favor de la
Corona.
Lo que inclinó finalmente la balanza fue la nueva efervescencia popular que se
desató ante la posibilidad real de un triunfo independentista. Rápidamente
ciudad tras ciudad se sumó al Plan y para agosto prácticamente todo el norte y
parte del centro del país estaban fuera del control de los realistas.
Juan O´Donojú, el nuevo Virrey determinó reconocer la independencia, pese a que
poco después en España se declararan nulos los tratados que firmó con Iturbide.
Con esto se consumó la independencia.
En el fondo nada estaba resuelto, los viejos criollos realistas ahora estaban
en el poder y sustituían la corona de Fernando VII con la de Agustín de
Iturbide, al que proclamaron emperador. En pocos meses los viejos insurgentes
se volvieron rebelar y victima de sus propias contradicciones el remedo de
imperio cayó en menos de un año.
Incluso sus viejos generales, Santa Anna y Bustamante, voltearon la espalda a
Iturbide, con ello se convirtieron en los nuevos campeones de los conservadores
los cuales lograron forzar a un nuevo pacto que desemboco en la constitución de
1824, otra transacción desventajosa para el movimiento liberal. Sería necesaria
otra nueva revolución, la de Ayutla en 1854, la que romperá las trabas de la
salida conservadora de la independencia. Mientras eso sucedía, los intentos
conservadores por mantener el status quo llevaron a la dictadura de Santa Anna
y la pérdida de la mitad del territorio nacional
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Alhondiga de Granaditas
Vista lateral de la Alhóndiga de
Granaditas, enGuanajuato, México.
La Alhóndiga
de Granaditas es un edificio
construido en la ciudad de Guanajuato, en el estado de Guanajuato, México, a finales del siglo XVIII,
en tiempos del virreinato, empleado en un principio como almacén y comercio de
granos (de ahí el nombre de alhóndiga).1 2 Fue
uno de los principales y primeros escenarios de la lucha de independencia de
México, ya que durante el ataque por el
ejército insurgente a la ciudad de Guanajuato, en su interior se refugiaron familias peninsulares y se
acuartelaron las tropas
realistas, por lo que fue asediado por las
tropas rebeldes capitaneadas por Miguel Hidalgo y
Costillae Ignacio Allende,3 ataque
que duró hasta que fue tomado el edificio y masacrados sus ocupantes (en su
mayoría civiles), el 28 de septiembre de 1810, gracias a un
personaje conocido como El Pípila quién permitió el acceso a la alhóndiga incendiando sus
puertas, tras pasar por una lluvia de balas cubriéndose la espalda con una losa
de piedra.
Su
construcción inició en 1796, por orden del virrey Miguel de la Grúa Talamanca de Carini y Branciforte,
proyectado por el arquitecto José del Mazo y Avilés.5 Los encargados de los trabajos
fueron el maestro Juan de Dios Trinidad Pérez y Francisco Ortiz de Castro. Fue
concluida el 7 de noviembre de 1809.6 Su fin principal era el
almacenaje de granos, pero esa función duró poco, ya que a los pocos meses, en
septiembre de 1810, la ciudad fue tomada por los insurgentes.
Durante la
toma de la ciudad, el 28 de septiembre del mismo año, las tropas realistas comandadas por el intendente
del centro minero de la ciudad, el militar Juan Antonio Riaño, se acuartelaron dentro de la
alhóndiga para resistir a las fuerzas insurgentes comandadas principalmente por
el cura Miguel Hidalgo y Costilla, Ignacio Allende y Unzaga,Juan Aldama, Mariano Abasolo y Mariano Jiménez. Al
movimiento insurgente se habían unido un contingente de trabajadores mineros,
por lo que uno de ellos, de nombre Juan José de los Reyes Martínez Amaro,
apodado El Pípila, tomó como caparazón una losa de
piedra que cargó a su espalda para cubrirse del fuego cruzado, con lo que llegó
hasta la puerta de la Alhóndiga y le prendió fuego con una antorcha y unas
varas de ocote, con lo que el ejército
insurgente pudo entrar al edificio, vencer a los realistas y tomar la ciudad.
Todos los realistas, en su mayoría familias peninsulares de los alrededores
refugiadas en el edificio, fueron masacrados, y la Alhóndiga saqueada, al igual
que el resto de la ciudad de Guanajuato.
Después de
muertos los héroes independentistas: Miguel Hidalgo, Juan Aldama, Ignacio Allende y José Mariano Jiménez, sus cabezas fueron colgadas dentro
de jaulas de cada una de las esquinas de la alhóndiga el 14 de octubre de 1811, donde duraron expuestas hasta
marzo de 1821, al borde de la total liberación del dominio español.
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Consumacion de la Independencia
La consumación
de la Independencia de
México tuvo
lugar el 27 de septiembre de 1821, aunque se venía gestando desde mucho tiempo
atrás..
En 1820 el coronel español Rafael del Riego se levantó en armas para obligar a Fernando VII a
jurar la Constitución de
Cádiz, suprimida por el rey en 1814. En Nueva España los
clérigos y acaudalados vieron en la Carta Magna, jurada en Veracruz el 26 de
mayo de 1820, un obstáculo para sus privilegios, así que decidieron promover la
independencia. Un grupo de prominentes aristócratas dirigidos porMatías de
Monteagudo se
reunían en juntas secretas conocidas como Conspiración de
la Profesa, por llamarse así el templo. Con la
anuencia del virrey Juan Ruiz de
Apodaca, los conspirados consiguieron que Agustín de
Iturbide fuera
nombrado general en jefe del Ejército del Sur, con el encargo de acabar con Vicente Guerrero y Pedro Ascencio.
Guerrero era el único jefe insurgente que
realmente permanecía activo desde la muerte de Francisco Javier
Mina en
1817. Intentó convencer a los jefes realistas José Gabriel de
Armijo y Carlos Moya para
formar un ejército libertador que depusiera a Apodaca para en su lugar nombrar
a un virrey conciliador con el que fuera posible consumar la independencia,
pero ambos se negaron.
Iturbide relegó a Armijo en septiembre∞ de
1820 y luego de varias derrotas comprendió que por la vía de las armas sería
imposible vencer a Guerrero, por lo que le planteó la idea de unir fuerzas para
establecer una nación independiente encabezada por Fernando VII u otro miembro
de la realeza europea. El pacto entre ambos jefes se llevó a cabo el 10 de
marzo de 1821 con el evento conocido comoAbrazo de
Acatempan. El 24 de febrero de ese año
Iturbide dio a conocer el Plan de Iguala,
con el que constituía el Ejército
Trigarante, cuyas garantías eran independencia,
religión y unión.
Durante poco más de seis meses el Ejército
Trigarante recorrió el virreinato promoviendo sus ideales. Entre las escasas
acciones bélicas de ese periodo se encuentran la toma de Oaxaca, el 20 de julio
de 1821 a manos de Antonio León,
y la última batalla de la guerra, librada en Azcapotzalco.
Iturbide dividió el país en zonas militares: la centro occidental, dirigida por
Guerrero, Anastasio
Bustamante y Pedro Celestino
Negrete; la oriental, comandada por Nicolás Bravo y Antonio López de
Santa Anna y
la sur, bajo el mando de Antonio León.
Apodaca fue depuesto por los militares de
la Ciudad de México, quienes en su lugar nombraron a Francisco Novella. Las Cortes en España también decidieron remover a
Apodaca, pero su sustituto designado fue el masón liberal Juan O'Donojú,
con quien Iturbide pudo llegar a un acuerdo con los Tratados de
Córdoba.
Finalmente, el 27 de septiembre de 1821 el
Ejército Trigarante entró a la ciudad de México, después de 11 años y 11 días de lucha y más de tres
siglos de dominio español.
Viendo que no seria fácil someter a los ejércitos del sur Iturbide propone a Vicente Guerrero lograr la libertad de la naciente nación mediante su unión así el 10 de febrero en Acatempan logran acuerdos para presentar posteriormente el plan de iguala que en resumen proclamaba, la emancipación de México formando un imperio mexicano gobernado por un miembro de la familia real de España regido por una constitución.
Este acto fue rechazado totalmente por el virrey que ofrece a Iturbide retractarse a cambio de ser indultado. Lejos de esto Iturbide comienza a ganar partidarios realistas que entregan ciudades por capitulación e incorpora caudillos insurgentes en sus filas, esto resulta en la destitución del virrey Juan Ruiz de Apodaca
Y el envío de Juan O’Donojú como representante político superior en nueva España, O’Donoju facilito la consumación de la independencia de México al firmar el tratado de Córdoba el 24 de agosto de 1821.
El ejercito trigarante entra en la ciudad de México el 27 de septiembre de 1821 y se firma el acta de independencia del imperio mexicano al día siguiente, consumándose con este hecho la independencia.
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